La exportación de ganado de Coahuila hacia Estados Unidos continúa paralizada, no por incumplimiento de protocolos sanitarios, sino por la falta de inspectores estadounidenses en la frontera.
Así lo informó Jesús María Montemayor, secretario de Fomento y Desarrollo Rural, quien lamentó el impacto que esta situación ha generado en los productores locales.
Esto ha causado pérdidas significativas para los productores de la región. Desde diciembre, entre 6,000 y 7,000 becerros han quedado varados sin poder cruzar la frontera, obligando a los ganaderos a vender su ganado en el mercado local a precios considerablemente más bajos.
"El productor ha dejado de ganar. En lugar de vender un becerro en 24,000 pesos, ahora lo está vendiendo en 18,000 pesos. Esto representa una pérdida del 20 al 25 por ciento en su valor", señaló Montemayor.
Desde noviembre de 2024, cuando se detectó el primer caso de gusano barrenador en la frontera sur de México, Estados Unidos cerró su frontera a la exportación de ganado.
Coahuila trabajó de la mano con el Departamento de Estado estadounidense para cumplir con los nuevos protocolos sanitarios, logrando su aprobación en tiempo y forma. Sin embargo, el proceso sigue estancado debido a la escasez de personal de inspección.
Explicó que Coahuila tenía 14 años sin realizar inspecciones del lado mexicano por motivos de seguridad, pero al retomarlas, se cumplió con todos los requisitos exigidos por las autoridades norteamericanas. A pesar de ello, el gobierno de Estados Unidos no ha asignado el personal necesario para reanudar el flujo comercial.
Las autoridades estatales han solicitado que el gobierno estadounidense valide el número de inspectores disponibles en la frontera y los distribuya equitativamente entre los estados afectados, incluyendo Chihuahua, Sonora y Coahuila.