GUADALAJARA, Jalisco 07-Mar-2025 .-Desde su nacimiento, la vida de Haidee Aceves Pérez ha sido una lucha constante.
La paranadadora, doble medallista de plata en los Juegos Paralímpicos de París 2024, nació con artrogriposis múltiple congénita, una condición que limitó el movimiento de sus brazos y piernas.
La natación se convirtió no solo en una terapia de rehabilitación, sino en su estilo de vida. A través de ella, fomentó en sí misma el espíritu combativo y competitivo, forjando un carácter de hierro para vencer cualquier adversidad.
"Vivir con discapacidad te obliga a enfrentar obstáculos y barreras todos los días. En la natación, como en todos los deportes, superamos esos límites que parecen muros enormes, pero cuando los vencemos, nos damos cuenta de que no eran tan grandes como parecían. Hemos tenido muchas derrotas, pero no las llamo así, porque cada una ha sido un aprendizaje.
"Ser un símbolo e inspiración es algo muy especial, me llena de orgullo saber que inspiro a más personas. Me considero un foco de inspiración para más mujeres, porque esto habla del gran trabajo que hemos hecho", contó Haidee Aceves a Grupo REFORMA.
A los 7 años, Haidee tuvo su primer contacto con el agua cuando llegó al CRIT-Occidente de Guadalajara para comenzar su terapia.
"Yo empecé a nadar debido a mi discapacidad. Nací con artrogriposis múltiple congénita y, como parte de mi rehabilitación, cuando ingresé a Teletón en el año 2000 -cuando se inauguró en Guadalajara- me mandaron a natación. Entonces, mi maestra Marcela, quien descubrió mi potencial, me envió a Code Jalisco para hacer pruebas. Entré en la Selección Jalisco y participé en mi primera Paralimpiada Nacional en Puebla 2007. Fue ahí cuando la natación dejó de ser solo una parte de mi rehabilitación y se convirtió en mi disciplina.
"En mis primeras competencias, no me preocupaba por nada, lo hacía por competir y los resultados se daban, era una experiencia bonita. Pero cuando el deporte se vuelve más exigente y hay un objetivo específico, se hace más difícil porque empieza el sufrimiento. Eso fue complicado para mí, porque en un punto dejé de disfrutarlo.
"Para lograr los objetivos hay que hacer sacrificios en muchos ámbitos: la familia, la alimentación... pero al final, cada sacrificio vale la pena, y llegar a París lo valió todo", mencionó con satisfacción.
A pesar de las adversidades que ha enfrentado, el golpe más duro fue perder a su abuelo Raúl, quien era como su segundo padre.
"Realmente, la única vez que pensé en rendirme fue cuando falleció mi abuelito materno, una persona muy importante para mí. Justo cuando viajé a competir en Alemania, él enfermó de cáncer y estuvo hospitalizado un mes. Fue muy difícil porque, la noche antes de mi competencia, soñé que se despedía de mí. y esa misma noche falleció. Me costó mucho procesarlo. Cuando regresé, tenía los Juegos Parapanamericanos en 2015, pero él y yo teníamos una promesa: quería verme en un podio a nivel internacional. Y eso fue lo que me hizo seguir adelante", confesó.