En días pasados en un tiempo récord el congreso de la unión tomó la decisión de nacionalizar el litio. Ese mineral tan importante en el presente y seguramente en el futuro, con el constante crecimiento de las industrias tecnológicas tanto como de autos eléctricos, celulares, tables y demás gadgetes cada vez mas indispensables para la vida cotidiana.
Pero que pasa. ¿Con este resultado? Bueno la retórica del presidente es muy clara, un litio para los mexicanos sin concesiones, licencias, contratos, permisos, asignaciones o autorizaciones en la materia a ningún particular en ninguna circunstancia. Sera totalmente explotado por el Estado por medio de quizás una paraestatal igual a Pemex o CFE.
¿Pero es esto eficiente desde la perspectiva económica? Sin poner en duda las buenas intenciones del presidente, en teoría puede ser que esta propuesta ya aprobada, no sea lo mejor. Pues como diría el Doctor Edgardo Ayala, restricción tras restricción tras restricción no es lo mas eficiente.
¿Por qué? Pues se limita el abanico de opciones para la explotación. Pues es más preferible, que peor una parte el Estado explote el mineral, pero que también los privados por medio de con concesiones y demás permisos. Puedan poner infraestructura privada, para maximizar la oferta en el mercado, bajo el supuesto obviamente que la demanda crezca como todo el mundo espera.
Pues es sumamente difícil que el Estado mexicano provea la infraestructura necesaria para poder extraer de manera optima el mineral. Carga que podría dejársela a las primas privada, claro no con contratos leonino como en sexenios pasados. Sino con contratos justos donde el beneficios sea para cumplir la necesidad de lucro, pero también para beneficio del erario. Pues de la manera como lo propone el ejecutivo federal, tandera a tener un efecto expulsión recursos de un ramo del egreso hacia esta incipiente industria nacional del litio.
Es decir, se usa lana de una cosa quizás más indispensable para poder extraer el litio. No debemos de tener al concepto de economía mixta, es una buena manera que llevar a buen puerto proyectos nacionales a buen puerteo. Es verdad que los mercados fallan, pero un estado total tiende a ser ineficiente y corruto. El equilibrio entre ambos es una buena ruta para seguir.