El enojo es una emoción que todos en algún momento lo expresamos, el mayor problema no es sentir enojo sino en dejarnos dominar por él, ya que la manera natural de demostrarlo es ante una respuesta verbal agresiva y física, la violencia acarrea problemas sociales, dificultades con la familia, con sus compañeros y un daño físico o emocional así como en su percepción y conducta.
Por lo tanto, es importante enseñar a los niños desde temprana edad diferentes formas para controlar su enojo, ¿qué pasa cuando se pierde su control? El enojo se suele manifestar o expresar de forma agresiva, dando respuesta a una situación por la que el niño se pueda sentir amenazado o perjudicado, pues en el momento en que se pierde su control esto no resulta sano ni seguro para los niños.
Cuando los niños pasan la mayor parte del tiempo enojados es debido a una susceptibilidad, hecho que les lleva a enojarse por cualquier cosa sin importancia, se sienten fácilmente ofendidos o menospreciados, se pueden herir sus sentimientos con facilidad, entre otros. Esta situación puede desesperanzar a los padres y, por esta razón, seguramente se preguntaran cómo se debe tratar con niños que pasan la mayor parte del tiempo enojados y que en pocas ocasiones se muestran felices y dispuestos.
Como padres y educadores es importante guiar y enseñar con el ejemplo diferentes maneras de cómo reaccionar ante un enojo o rabieta.
Mantengamos la calma, evitar gritar, insultar, dar portazos, golpear y aventar objetos. Para que el niño aprenda a controlar su enojo, tiene que ver cómo nosotros podemos tener un autocontrol de nuestra rabieta aun cuando podemos fácilmente perder la paciencia. De lo contrario es posible que si nuestra respuesta es agresiva el enojo del niño aumente más.
Es muy importante que los niños liberen tensiones a través de actividades deportivas y artísticas ya que ayudará a que esa energía sea convierta en una manera constructiva y no en una rabieta. Además de la empatía que genera la interacción con otros niños de su edad. Contribuye a tener una sensación de bienestar.
En muchas ocasiones los niños responden con enojo ante diversas situaciones porque desconocen como reaccionar ante otra manera por lo que es importante ayudarles a identificar que causo el enojo, explicarle que como actuó fue indebido trasmitiéndoles la idea de que todos los sentimientos son aceptables pero no lo son todos los comportamientos. Es decir, experimentar sentimientos determinados no implica que sea correcto actuar de forma violenta o inapropiada, aunque su sentimiento sí que sea aceptado.
Si los niños no aprenden a tener autocontrol de sus emociones es posible que esto pueda influir y afectar a problemas familiares, problemas con sus compañeros y amigos, problemas en el rendimiento escolar. Además, también puede repercutir en el estado de salud de los niños, ya que normalmente el enojo se ve acompañado de un aumento en la frecuencia cardíaca, en la presión arterial, entre otros.
Por estas razones, resulta muy importante enseñar a los hijos cómo pueden controlar su ira y enojo de forma saludable y adecuada. Para ello, se recomienda empezar a educar a los niños en este camino desde bien pequeños.
Desarrollar hábitos para controlar el estrés efectivamente. Aprender a controlar el estrés puede ayudar a los niños a evitar actuar violentamente.
Es decir, que, si el niño aprende a identificar, manejar y expresar sus emociones, tendrá una percepción más positiva y saludable del mundo que lo rodea.
“Enseñale a tu hijo que una respuesta amable calma la ira y una respuesta agresiva altera el enojo”.
